Introducción
El ser humano siempre ha sentido la necesidad de explorar el mundo que le rodea. Tal necesidad de investigar en lo hasta entonces desconocido, responde ante nada a las necesidades e insuficiencias, que las sociedades en cada tiempo, han considero como insatisfecha. Los descubrimientos geográficos de finales del siglo XV y principios del XVI, no son más que esa respuesta que supo dar el hombre europeo, a las carencias geográficas, sociales y económicas de una Europa renacentista.
Causas de los descubrimientos latinoamericanos
Europa en el siglo XV
En los siglos XIV y XV Europa sufrió grandes cambios por la crisis económica y social que le había tocado vivir:
- Su densidad demográfica disminuyó, fruto de las epidemias en especial la peste negra que acabó con gran parte de la población europea
- Los volúmenes de mercancías comercializadas descrecieron y las tensiones sociales se ampliaron
- Al comienzo del siglo XV la población y la demanda de los centros urbanos volvieron a crecer de nuevo, dinamizando así las rutas mercantiles y aumentando de esta forma el intercambio comercial de mercancías
- La caída de Constantinopla en mano de los turcos, y el cierre, por tal motivo de la ruta comercial hasta entonces utilizada entre oriente y occidente, obligó a los comerciantes a explorar y buscar nuevas rutas posibles para sustituir la ruta eliminada.
Los europeos en busca de una solución, empezaron a realizar diversos viajes transatlánticos para conquistar los océanos y explorar nuevas tierras en busca de los metales preciosos, las especias, la comida, el combustible, entre otros.
Consecuencias
En busca de nuevas rutas comerciales
Los viajes transatlánticos permitieron que Europa experimentara una transición, de un continente dominado dentro de sus fronteras a una Europa dominadora de amplios territorios más allá del mar.
Esa apertura de horizontes geográficos y económicos permitió:
- El aumento de la población
- El crecimiento de los núcleos urbanos
- El incremento de la demanda comercial
- Propició los caminos para que Europa pudiera lanzarse a la conquista de otras tierras, fuera de sus límites territoriales.
Un factor de gran importancia, que también ayuda a explicar la expansión territorial de la que venimos hablando, es la religión monoteísta (el cristianismo), pues los europeos creían en un solo dios y esto funcionó como motivo y también excusa para conquistar y “evangelizar”, las tierras descubiertas.
Factores de los descubrimientos
El aumento de las actividades mercantiles trajo consigo la necesidad de medios que facilitasen los intercambios de los metales preciosos: oro y plata, que desde hacía milenios eran reconocidos de forma universal como medios para realizar las transacciones comerciales. Estos metales motivarían la maquinaria económica y acelerarían a su vez el proceso expansivo.
La organización de cualquier viaje transoceánico, necesitaba, en primer lugar mucho dinero. Sin una economía capaz de disponer de la suficiente acumulación de capital, dotada de las organizaciones encargadas de financiar y asegurar las expediciones y posteriormente, tras su regreso, saber distribuir ventajosamente las mercancías traídas desde regiones remotas, es imposible concebir cualquier empresa ultramarina, es por tal motivo, que el papel organizacional de los reyes católicos de España, Isabel I de Castilla y su esposo Fernando II de Aragón, juegó un papel fundamental en los descubrimientos, especialmente en el de América.
Los avances en las técnicas de navegación, así como el implemento de nuevos instrumentos que facilitaron los viajes oceánicos, como: el cuadrante, el astrolabio, la brújula, entre otros, fueron elementos claves que permitieron, a través del uso adecuado de la técnica y de las matemáticas, los descubrimientos y exploraciones que realizó Europa en los siglos XV y XVI.
La península Ibérica, punta de lanza de la expansión ultramarina
La posición estratégica de la Península Ibérica, situada en el suroeste de Europa, entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y separada del resto del continente por los Pirineos, fue un factor geográfico y estratégico que, provocó y a la vez facilitó dichos descubrimientos. Por el aislamiento geográfico entre el Atlántico y los Pirineos, Castilla y Portugal, ante la imposibilidad de una expansión terrestre, se vieron obligadas a explorar dicha barrera marítima y a su vez las costas norteafricanas, todo esto ya desde el siglo XII.
La posición geográfica de los dos reinos, ubicados en tan ventajosa posición, el extremo occidental de Europa, los convirtió en territorios aislados que debían cifrar una posible expansión en los caminos del mar, lo cual se ve reforzado por la presencia en sus fronteras terrestres con poderosos vecinos: Castilla para Portugal, Francia y Aragón para Castilla.
Junto a esta condición de extremo aislado de Occidente, la península, y más concretamente su litoral atlántico, dominado por Portugal y Castilla, poseían una ventaja adicional más, pues dicho litoral era el punto de partida y llegada de los grandes circuitos de vientos y de corrientes marinas que, formando verdaderos ríos oceánicos, determinaban las rutas a seguir por las embarcaciones movidas por el viento.
Conclusión
El descubrimiento de América y la expansión de la colonización, a finales del siglo XV y principios del XVI, no fueron eventos fortuitos ni mucho menos acontecimientos producidos por la casualidad. Dichos descubrimientos respondieron más bien a las necesidades económicas y sociales que experimentaba la europea de finales del siglo XV. Aunque es innegable el hecho de que nadie en aquél entonces, se esperaba el descubrimiento de un nuevo continente, sí era un hecho inevitable que tarde o temprano, la ambición económica y territorial del continente europeo, movida por su constante crecimiento económico y comercial, terminaría provocando un descubrimiento trascendental y significativo para la historia de la humanidad, el descubrimiento de América.
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