Antecedentes (Contexto y razones de la filosofía freudiana)
"Si queremos ser coherentes con las tesis propuestas por Freud, sobre las proyecciones en la etapa adulta fruto de frustraciones en la etapa infantil, debemos conocer su vida antes de conocer su pensamiento". Luis Durán Cornelio
Breve biografía de Sigmund Freud
Freud, nace en Freiberg (Checoslovaquia). Primogénito de ocho hermanos, en su autobiografía, ya muerto su padre, confiesa el clímax de una neurosis, una inconsciente rivalidad y repulsa contra su padre, que había sido para él la encarnación de la autoridad, la prohibición, a la par que una pasión por su juvenil madre; en una palabra, lo que él llamó el “complejo de Edipo”.
Dos tipos de experiencias “antireligiosas” dejan en Freud temprana y profunda huella: las experiencias con el ritualismo y el antisemitismo. De la primera, Freud argumenta en su primer trabajo sobre religión (1907) Actos obsesivos y prácticas religiosas[1] “la neurosis obsesiva como el equivalente patológico de la formación de la religión” y en la inversa, califica “la religión de neurosis obsesiva universal”[2]. Con referencia al antisemitismo como dice a los 69 años, en su autobiografía: “Me encontré sobre todo con esta exigencia: tener que sentirme como inferior y como no perteneciente a la nacionalidad de los demás por ser judío. Lo primero lo rechacé rotundamente”. Sin embargo, todas estas experiencias negativas con la religión, por más que desacrediten al cristianismo, no tenían necesariamente que haber derrumbado a Freud de su fe – judía- en Dios. ¿Cómo llega pues, a ello?
Fundamento antropológico de la sicología de freudiana
- La concepción mecanicista del cuerpo humano, sostenida por Descartes, le hace ver que en el organismo no hay otras fuerzas efectivas que las comunes físico-químicas, que actúan por igual forma en la sique humana, entendiendo en consecuencia la sique, como un “aparato anímico”. Si queremos entender la crítica de la religión de Freud, debemos entender su paso hasta el camino del sicoanálisis.
- Los impulsos escandalosos inconscientes son rechazados por la conciencia, por el yo, tales impulsos se trasladan con toda su investición de energía al inconsciente, en una palabra, son reprimidos. ¿De dónde les viene su fuerza interna a las representaciones religiosas? Tales representaciones no son “precipitados de la experiencia o resultados finales del pensamiento” sino “realizaciones de los más antiguos, intensos y apremiantes deseos de la humanidad; el secreto de su fuerza es la intensidad de tales deseos”. Freud descubre el inconsciente, esa zona completamente oscura en principio y aparentemente arbitraria y desordenada.
Tótem y tabú (Resumen)[3] (1912)
¡Los ritos religiosos se asemejan a los actos obsesivos neuróticos!
“Se podría aventurar este juicio: una histeria es una imagen deforme de una creación artística, una neurosis obsesiva, una imagen deforme de una religión, una locura paranoica, una imagen deformada de un sistema filosófico”. Freud encuentra en todas partes una afinidad entre las costumbres y actitudes de fe de los primitivos y los actos obsesivos de sus pacientes neuróticos, también encuentra en todas partes, una pervivencia de la vida espiritual primitiva en el presente. Freud había caído en la cuenta, sobre todo al observar niños, que éstos aman en un principio a los animales, pero en una ulterior fase de desarrollo comienzan a temerlos. ¿Por qué? El niño quiere venerar y amar al padre, pero a la vez lo teme. Ese temor es reprimido por la conciencia, en el inconsciente. El padre, más tarde, es reemplazado por un animal. Sin embargo, los sentimientos ambivalentes, amor y miedo, tienen su verdadero objeto en el padre, el animal no es más que un sustituto. Y el propio núcleo del totemismo, ese banquete totémico anual en que el animal totémico sagrado es sacrificado, consumido y llorado culturalmente y, por último, celebrado con una gran fiesta.
¿Qué es religión? El porvenir de una ilusión (Resumen)
¿Qué son – aquí Freud no se limita ya a los ritos religiosos – las “representaciones religiosas”? En “El porvenir de una ilusión” lo explica exhaustivamente. Nuevo es esto: la religión ya no es analizada como fenómeno histórico simplemente, sino como fenómenos social contemporáneo. Las representaciones son dogmas, declaraciones sobre hechos y situaciones de la realidad externa (o interna) que transmiten algo que uno no ha encontrado personalmente y exigen que se les dé crédito, eso que los cristianos llaman fe.
¿En qué se basan estas exigencias?
· Hemos de creer sin exigir pruebas. ¿A caso porque uno es consciente de la inseguridad de lo infundado por la propia exigencia?
· Hemos de creer porque creyeron nuestros antepasados. ¿A caso no creyeron ellos muchas cosas que hoy no podemos creer nosotros?
· Hemos de creer porque contamos con pruebas de los tiempos antiguos. ¿No proceden esas pruebas de escritos poco fiables, contradictorios, retocados, falseados, los cuales apelan sin duda a una revelación divina, pero precisamente en ese punto carecen de credibilidad?
¡Las afirmaciones más trascendentales, que resolverían los enigmas del mundo y nos reconciliarían con todo su dolor, son las que tienen “menos credibilidad”! Son y han sido siempre indemostrables. A pesar de su falta de credibilidad, ¿no han ejercido las ideas religiosas las más fuertes influencias sobre los seres humanos? ¿De dónde les viene esta fuerza? Las ideas religiosas son “ilusiones, realizaciones de los más antiguos, intensos y apremiantes deseos de la humanidad”. ¿Qué deseos? Los deseos que todo hombre tiene, en su niñez, de ser protegido de los peligros de la vida, de que se haga justicia en esta sociedad injusta, de que se prolongue la existencia terrena, de saber algo sobre el origen del mundo y de la relación entre lo corporal y lo anímico.
Los dioses conservan una triple tarea, conjurar los horrores de la naturaleza, reconciliar con el destino y la muerte y dar sentido a los sufrimientos y carencias de la vida cultural común. La religión es un deseo, una ilusión. Pero ilusión no significa que sea una mentira consciente en sentido moral, o un error. ¿Podría el ser humano soportar siquiera los rigores de la vida, sin el consuelo de la religión? La religión ha tenido siglos para tratar de hacer al ser humano feliz, y evidentemente no lo ha logrado, pues la mayoría de los hombres de nuestra cultura, se sienten desgraciados.
Crítica y contra-crítica a la tesis de Freud sobre la religión
a) Freud ha dilatado en demasía el concepto de libido y lo ha extendido de forma matizada, no obstante es verdad que en toda nuestra vida consciente, incluyendo la religiosa, el ser humano está permanentemente condeterminado por experiencias entre los que la sexualidad desempeña un papel de primera categoría.
b) Freud ha valorado excesivamente los factores de la experiencia y del entorno de la primera infancia, no obstante, es innegable que los deseos e impulsos de la primera infancia, determinan, sin duda, el pensar, sentir, querer y obrar del ser humano.
Conclusión
“Los teólogos, en efecto, pueden aprender de Freud: ¡sus escritos de crítica a la religión son un alegato incomparable a favor de la honestidad en el trato con la religión!”[4]. “Los filósofos (¿y los teólogos?) estiran el significado de las palabras, hasta que ya no retienen nada de su sentido originario”[5]. Hay que decir, sobre la crítica de la religión de Freud que este quiere, desde una perspectiva sicológica, lo mismo que Feuerbach, en la filosófica y Marx en la sociopolítica: ¡emancipación, liberación total, mayor humanidad del ser humano! Y ello contra la tutela y el predominio de la religión, de la Iglesia y de Dios mismo, debemos, a mi entender, estudiarlos con mayor detenimiento, y comprender su mensaje.
[1] S. Freud, Zwangshandlungen un Religionsübungen (1907), en Studientausgabe VII, 11-21
[2] Loc. Cit., 21
[3] S. Freud, Totem und Tabu. Einige Übereinstimmungen im Seelenleben der Wilden un Neurotiker (1912-13), en Studienausgabe IX, 287-444. (Tótem y tabú), en O.C. II, 419-507
[4] P. Ricoeur, El ateísmo del psicoanálisis freudiano: “Concilium” 16 (1966) 240-256
[5] S. Freud, Die Zukunft einer Illusion, en Studienausgabe IX, 166
"Si queremos ser coherentes con las tesis propuestas por Freud, sobre las proyecciones en la etapa adulta fruto de frustraciones en la etapa infantil, debemos conocer su vida antes de conocer su pensamiento". Luis Durán Cornelio
Breve biografía de Sigmund Freud
Freud, nace en Freiberg (Checoslovaquia). Primogénito de ocho hermanos, en su autobiografía, ya muerto su padre, confiesa el clímax de una neurosis, una inconsciente rivalidad y repulsa contra su padre, que había sido para él la encarnación de la autoridad, la prohibición, a la par que una pasión por su juvenil madre; en una palabra, lo que él llamó el “complejo de Edipo”.
Dos tipos de experiencias “antireligiosas” dejan en Freud temprana y profunda huella: las experiencias con el ritualismo y el antisemitismo. De la primera, Freud argumenta en su primer trabajo sobre religión (1907) Actos obsesivos y prácticas religiosas[1] “la neurosis obsesiva como el equivalente patológico de la formación de la religión” y en la inversa, califica “la religión de neurosis obsesiva universal”[2]. Con referencia al antisemitismo como dice a los 69 años, en su autobiografía: “Me encontré sobre todo con esta exigencia: tener que sentirme como inferior y como no perteneciente a la nacionalidad de los demás por ser judío. Lo primero lo rechacé rotundamente”. Sin embargo, todas estas experiencias negativas con la religión, por más que desacrediten al cristianismo, no tenían necesariamente que haber derrumbado a Freud de su fe – judía- en Dios. ¿Cómo llega pues, a ello?
Fundamento antropológico de la sicología de freudiana
- La concepción mecanicista del cuerpo humano, sostenida por Descartes, le hace ver que en el organismo no hay otras fuerzas efectivas que las comunes físico-químicas, que actúan por igual forma en la sique humana, entendiendo en consecuencia la sique, como un “aparato anímico”. Si queremos entender la crítica de la religión de Freud, debemos entender su paso hasta el camino del sicoanálisis.
- Los impulsos escandalosos inconscientes son rechazados por la conciencia, por el yo, tales impulsos se trasladan con toda su investición de energía al inconsciente, en una palabra, son reprimidos. ¿De dónde les viene su fuerza interna a las representaciones religiosas? Tales representaciones no son “precipitados de la experiencia o resultados finales del pensamiento” sino “realizaciones de los más antiguos, intensos y apremiantes deseos de la humanidad; el secreto de su fuerza es la intensidad de tales deseos”. Freud descubre el inconsciente, esa zona completamente oscura en principio y aparentemente arbitraria y desordenada.
Tótem y tabú (Resumen)[3] (1912)
¡Los ritos religiosos se asemejan a los actos obsesivos neuróticos!
“Se podría aventurar este juicio: una histeria es una imagen deforme de una creación artística, una neurosis obsesiva, una imagen deforme de una religión, una locura paranoica, una imagen deformada de un sistema filosófico”. Freud encuentra en todas partes una afinidad entre las costumbres y actitudes de fe de los primitivos y los actos obsesivos de sus pacientes neuróticos, también encuentra en todas partes, una pervivencia de la vida espiritual primitiva en el presente. Freud había caído en la cuenta, sobre todo al observar niños, que éstos aman en un principio a los animales, pero en una ulterior fase de desarrollo comienzan a temerlos. ¿Por qué? El niño quiere venerar y amar al padre, pero a la vez lo teme. Ese temor es reprimido por la conciencia, en el inconsciente. El padre, más tarde, es reemplazado por un animal. Sin embargo, los sentimientos ambivalentes, amor y miedo, tienen su verdadero objeto en el padre, el animal no es más que un sustituto. Y el propio núcleo del totemismo, ese banquete totémico anual en que el animal totémico sagrado es sacrificado, consumido y llorado culturalmente y, por último, celebrado con una gran fiesta.
¿Qué es religión? El porvenir de una ilusión (Resumen)
¿Qué son – aquí Freud no se limita ya a los ritos religiosos – las “representaciones religiosas”? En “El porvenir de una ilusión” lo explica exhaustivamente. Nuevo es esto: la religión ya no es analizada como fenómeno histórico simplemente, sino como fenómenos social contemporáneo. Las representaciones son dogmas, declaraciones sobre hechos y situaciones de la realidad externa (o interna) que transmiten algo que uno no ha encontrado personalmente y exigen que se les dé crédito, eso que los cristianos llaman fe.
¿En qué se basan estas exigencias?
· Hemos de creer sin exigir pruebas. ¿A caso porque uno es consciente de la inseguridad de lo infundado por la propia exigencia?
· Hemos de creer porque creyeron nuestros antepasados. ¿A caso no creyeron ellos muchas cosas que hoy no podemos creer nosotros?
· Hemos de creer porque contamos con pruebas de los tiempos antiguos. ¿No proceden esas pruebas de escritos poco fiables, contradictorios, retocados, falseados, los cuales apelan sin duda a una revelación divina, pero precisamente en ese punto carecen de credibilidad?
¡Las afirmaciones más trascendentales, que resolverían los enigmas del mundo y nos reconciliarían con todo su dolor, son las que tienen “menos credibilidad”! Son y han sido siempre indemostrables. A pesar de su falta de credibilidad, ¿no han ejercido las ideas religiosas las más fuertes influencias sobre los seres humanos? ¿De dónde les viene esta fuerza? Las ideas religiosas son “ilusiones, realizaciones de los más antiguos, intensos y apremiantes deseos de la humanidad”. ¿Qué deseos? Los deseos que todo hombre tiene, en su niñez, de ser protegido de los peligros de la vida, de que se haga justicia en esta sociedad injusta, de que se prolongue la existencia terrena, de saber algo sobre el origen del mundo y de la relación entre lo corporal y lo anímico.
Los dioses conservan una triple tarea, conjurar los horrores de la naturaleza, reconciliar con el destino y la muerte y dar sentido a los sufrimientos y carencias de la vida cultural común. La religión es un deseo, una ilusión. Pero ilusión no significa que sea una mentira consciente en sentido moral, o un error. ¿Podría el ser humano soportar siquiera los rigores de la vida, sin el consuelo de la religión? La religión ha tenido siglos para tratar de hacer al ser humano feliz, y evidentemente no lo ha logrado, pues la mayoría de los hombres de nuestra cultura, se sienten desgraciados.
Crítica y contra-crítica a la tesis de Freud sobre la religión
a) Freud ha dilatado en demasía el concepto de libido y lo ha extendido de forma matizada, no obstante es verdad que en toda nuestra vida consciente, incluyendo la religiosa, el ser humano está permanentemente condeterminado por experiencias entre los que la sexualidad desempeña un papel de primera categoría.
b) Freud ha valorado excesivamente los factores de la experiencia y del entorno de la primera infancia, no obstante, es innegable que los deseos e impulsos de la primera infancia, determinan, sin duda, el pensar, sentir, querer y obrar del ser humano.
Conclusión
“Los teólogos, en efecto, pueden aprender de Freud: ¡sus escritos de crítica a la religión son un alegato incomparable a favor de la honestidad en el trato con la religión!”[4]. “Los filósofos (¿y los teólogos?) estiran el significado de las palabras, hasta que ya no retienen nada de su sentido originario”[5]. Hay que decir, sobre la crítica de la religión de Freud que este quiere, desde una perspectiva sicológica, lo mismo que Feuerbach, en la filosófica y Marx en la sociopolítica: ¡emancipación, liberación total, mayor humanidad del ser humano! Y ello contra la tutela y el predominio de la religión, de la Iglesia y de Dios mismo, debemos, a mi entender, estudiarlos con mayor detenimiento, y comprender su mensaje.
[1] S. Freud, Zwangshandlungen un Religionsübungen (1907), en Studientausgabe VII, 11-21
[2] Loc. Cit., 21
[3] S. Freud, Totem und Tabu. Einige Übereinstimmungen im Seelenleben der Wilden un Neurotiker (1912-13), en Studienausgabe IX, 287-444. (Tótem y tabú), en O.C. II, 419-507
[4] P. Ricoeur, El ateísmo del psicoanálisis freudiano: “Concilium” 16 (1966) 240-256
[5] S. Freud, Die Zukunft einer Illusion, en Studienausgabe IX, 166
3 comentarios:
me parece extraño
Dios una ilusión? de que? de un deseo desde Freud? o (desde mi punto de vista )Dios = ilusión de transcender la existencia humana
¿Es la religión esencial de la cultura o es solo un elemento más que puede ser superado y que, de hecho, es necesario superar?
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