martes, 8 de abril de 2008

El primer Wittgenstein y su concepción sobre la ética


Wittgenstein desea explicar su postulado con un ejemplo. Si partimos de la definición de que la ética es "la investigación sobre lo valioso o lo que realmente importa, o de aquello que hace que la vida merezca vivirse, o que es la manera correcta de vivir”, caeríamos en la cuenta de que esta frase se usa en dos sentidos muy distintos, primero, el sentido trivial o relativo y segundo, el sentido ético o absoluto.
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En el sentido relativo se podría decir “esta silla es buena” y significa que la silla cumple su función, mientras que en el sentido absoluto tenemos afirmaciones como “usted debería comportarse mejor”, frases en las que se encierra un juicio de valor. Wittgenstein plantea que no hay proposiciones que en ningún sentido absoluto sean sublimes, importantes o triviales. Las proposiciones éticas no son más que hechos, hechos y hechos y no ética.

Las palabras sólo son capaces de transmitir significado y sentido y de forma natural. La ética, si fuera algo, plantea Wittgenstein, sería algo en forma sobrenatural y nuestras palabras sólo pueden expresar hechos. Las expresiones éticas y religiosas simplemente están formadas por un mal uso del lenguaje.

La teoría de Wittgenstein tiene gran repercusión para la ética, la metafísica y la teología porque en ella subyace la tesis de que estas tres no son más que el resultado no sostenible de una construcción fabricada con un mal uso del lenguaje. “De lo que no se puede hablar, es mejor callar”, y Wittgenstein argumenta de manera muy explícita el por qué las preposiciones metafísicas carecen de sentido y no son más que pura sofistería.

Pare ser como si hubiéramos perdido el tiempo, desde los inicios de nuestra toma de conciencia como seres humanos, construyendo castillos de naipes que más tarde serían destruidos por el análisis lógico del lenguaje.

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