Un salto significativo en la forma de entender las relaciones humanas es aquél en el que se realiza un desplazamiento, develamiento vs. revelación en la comprensión y el descubrimiento del Otro a través del lenguaje. Esto significa, en otras palabras, un cambio fundamental desde una epistemología de la imagen a una epistemología de la palabra. ¿Qué lenguaje y qué tipo de comunicación humana entre las personas nos permite descubrir al Otro? Es la palabra que manteniendo la exterioridad del rostro es pronunciada mirando su rostro; es el rostro quien valida mi discurso, quien me interpela y quien permite descubrirme a mí mismo en mi existencia.
Todo discurso pronunciado a espaldas del Otro, aunque sea útil y necesario, aunque busque y resuelva los problemas últimos de un grupo social y devenga en consecuencias excluyentes para ciertos grupos de la sociedad, es un discurso falto de compromiso y, en este sentido, un discurso ajeno al hombre y a la mujer como tal. Sólo mediante relaciones humanas en las que aceptemos que ser humano también es ser con los otros, nos daremos cuenta que el “algo”, la res-extensa en la que se ha convertido el ser humano, es un “alguien”. Comenzaremos así a ver que “lo Otro” deviene en “el Otro”, y le reconoceremos, no por sus cualidades físicas, su curriculum, color de piel o sus conocimientos, sino desde – y citando a San Francisco de Asís – su “desnudez y su pobreza”. El ser humano debe ser reconocido, aún vacío y desde su nada sólo por su realidad última y más profunda, ser hermano, ser humano, ser persona, por su ser que es infinitamente Otro, por su existencia que es parte infinita con la de Dios mismo.
jueves, 5 de junio de 2008
El rostro y el lenguaje fundamentos de la relación humana
Etiquetas:
Antropología Filosófica
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