martes, 22 de julio de 2008

Amenazado por un Koreano, cuando la palabra puede más que la violencia

Tenía bastante tiempo sin escribir nada, pues como sabrán he comenzado unos estudios fuera de mi país, y estos me exigen más tiempo de la cuenta.


Básicamente estoy escribiendo porque le prometí a mi querida prima Esther que lo haría, me llamó severamente la atención y me dijo que había bajado varios puntos en su blog, y eso es algo que no quiero.


En esta ocasión quiero compartir con ustedes sobre una situación bastante incómoda en la que me ví envuelto hace unos días. Pues resulta que una de mis clases, se nos propuso un juego en el que teníamos que llenar unas fichas, el que las llenara más rápido ganaba. Mi "amigo" koreano Jieu, terminó después de mí, y en son de broma le dije, "los de Korea siempre pierden". Pues resulta que tal comentario no le gustó para nada, y cuando terminó la clase me dijo que él y sus demás compañeros se habían sentido muy mal por ese comentario. No lo pensé mucho para pedirle excusas y decirle que mi intención no había sido referirme a un asunto político, (los de Korea del Norte y los de Korea del Sur no se llevan bien) simplemente había hecho un comentario con relación al juego que hacíamos.


La verdad pensé que todo había quedado ahí, pero no fue así, al otro día cuando caminaba por los pasillos me dispuse a saludar a un grupo de amigos, entre ellos se encontraba mi un grupo de koreanos.


Todo comenzó tranquilamente hasta que un "desconocido" obviamente sur-koreano, me dijo, "por favor, sientate aquí a mi lado, vamos a hablar". Realmente la forma en que se dirijía a mí, muy imperativa, no me convencía del todo de sus buenas intenciones, suerte que no le hice caso. De un momento a otro saltó de donde estaba sentado y se acercó amenazante hacia mí y me preguntó ¿qué fue lo que tu dijiste ayer en contra los sur-koreanos? La verdad es que no me creía lo que estaba pasando, pensé que era una broma del más gusto, pero al ver que el tipo seguía insistiendo y se seguía acercando a mí como para provocar una pelea, ví que no bromeaba.


Así que saqué mi mejor arma, la palabra, ya que en una pelea con los puños sería el lógico perdedor, traté de explicarle lo que había pasado. Por mala suerte resulta que el inglés de este tipo no era muy bueno o el mío era muy malo, porque mientras más yo hablaba más se enojaba y se ponía rojo como un tomate. En un momento me tomó la mano fuertemente, acción que le rechacé inmediatamente mientras él seguía con las amenazas, luego trató de quitarme los lentes, seguro que para que cuando me golpeara los lentes no le hicieran mucho daño.


Como el tipo parecía no entender, me alejé rápidamente de él y le dije, "Ya te expliqué lo que pasó, y te he pedido excusas varias veces por algo que realmente no he hecho, si no quieres entender, es tu problema". Mientras me alejaba y pronunció palabras bastante amenazantes en mi contra "Be careful, I´ll be watching you". (Tenga cuidado porque le estaré observando).

Parece que me había ganado la lotería sin jugar el número, porque el tipo parecía no bromear, por cierto, en un momento intentó iniciar la pelea, pero los otros compañeros le detuvieron.

Bueno, no les quiero hacer más largo el cuento, saquen ustedes sus propias conclusiones. Como se puede comportar el ser humano cuando deja que sus sentimientos corten cualquier posible vínculo de comunicación y diálogo para dejarle paso a las palabras.

Seguro que se estarán preguntando cómo terminó todo. Pues créanlo que no, el razonamiento, la palabra, la pluma y lo escrito, el diálogo, puede ser más fuerte y peligroso que cualquier amenaza física, si se sabe manejar.

Como conozco mis derechos y mi calidad de estudiante internacional aquí en USA, sé que la acción que cometió mi amigo amenzante y en apariencia "más fuerte que yo", es ilegal en USA, y le podría valer la cancelación de su visa J-1, me dirigí a conversar con las autoridades de lugar, no con la intención de tomar venganza, sino con el deseo de darle una lección a este pequeño brivón.

A las 12:15 pm del día siguiente, se había convocado una reunión, con la directora, la sub directora, la coordinadora académica, los dos chicos koreanos y su profesor.

En la reunión se les explicó claramente la gravedad de la acción que se había cometido y las acciones legales que se podrían tomar si dicha situación se vuelve a cometer. El chico, como un corderillo y con la cabeza baja, pidió excusas y bla bla bla, ya conocen el resto de la historia. Todos vivieron por siempre feliz.

2 comentarios:

Dulciblue dijo...

Hay manito que situación mas dificil...(Estoy orando por ti todos los dias para que Dios te de toda la sabiduria y fuerza que necesitas)

Por otro lado... dejame decirte que esperaba con ansias ese escrito, con eso de la publicidad que le hiciste.... jajajajaja... tu sabes...

Me rei mucho con tu introducción y pude imaginarme todo como una pelicula (Muy imaginativa la chica)

Creo que tomaste los pasos correctos aunque hay que ver la expresión que tenias al pedirles excusas al coreano...


Muchos bexitos! My bloggero number one!

Anónimo dijo...

MI querido Luis Manuel:

Yo sé de que hablas. Aquí en Santo Domingo he podido vivir mucho de eso y mira que se ha dado aún hablando el mismo idioma.

Hay que ser cuidadosos a la hora de usar chistes y bromas con los de culturas diferentes; mucho más si es en otro idioma.

No creo que el coreano haya actuado distinto a como han actuado algunos dominicanos conmigo o como actúan cubanos contra otros extrajeros, o como ... etc, etc.

Es muy complejo eso de las relaciones y mucho más si se da entre personas de diferentes culturas, de diferentes clases sociales, de diferentes religiones, de diferentes... etc.

Ahora bien creo que no es imposible el que se pueda vivir como hermanos, como amigos, como compañeros. Lo he podido constatar aquí mismo en Santo Domingo, en Sevilla, en La Habana. El hombre y la mujere que se relacionan deben estar abiertos, deben ensanchar el corazón y dejar a un lado los límites de los que somos producto: unas veces por herencia otras por egísmos o disposiciones de aquellos que pretenden trazar la vida de los pueblos y de la gente.

Tú, dominicano, has sido para mí, cubano, alguien especial que ha podido enseñarme que se puede vivir en paz y en armonía cuando se quiere y se lucha por ello.

Y sí, creo que hiciste lo correcto, la violencia física o verbal no conduce a nada bueno. Para eso están las leyes y los hombres y mujeres de buena voluntad para hacerlas respetar y cumplir.

Ojalá que tú y el coreano puedan seguir siendo amigos y que ese malentendido (porque no creo que sea otra cosa) se revierta en fraternidad que transgreda los límites y las fronteras.

Fray Andrés OP.