La última película de Batman "The Dark Knight" ha sido uno de los mejores trailers en discutir, con la imagen del super héroe, la cuestión filosófica que subyace ante la pregunta sobre el bien y el mal y de cómo este último debe ser combatido. Toda la película está atravesada por esta dicotomía pues el mismo Batman, en su forma de enfrentarse contra el crimen es colocado dentro del sistema que pretende vencer al mal con la misma fuerza del mal.
En la película, como en el mundo actual contemporáneo, surge la premisa de que la única forma de combartir a la oscuridad, el crimen organizado y todo lo que representa el lado oscuro de la humanidad, es solamente posible mediante el uso de un "bien más terrible y poderoso que la maldad misma". ¿Extraña afirmación? Pensemos en nuestro mundo actual y en la forma en la que se combate el terrorimo, la pena de muerte - el asesinato (algunos le llama ajusticiamiento) de los líderes terroristas, las FARC, Alqaeda, ETA-. Estos son sólo algunos ejemplos pues Guatánamo e Irak son otra historia que contar.
El mal aparenta no tener explicación alguna y es lo que caracteriza el personaje del Joker al explicar desde diferentes historias el origen de las cicatrices de su rostro. El Joker es un personaje que se escribe y se re-escribe a sí mismo y sobre ello pierde su identidad y la causa real de su maldad. Batman por el contrario, en "Dark Knight" representa la ambivalencia del ser humano que tratando de ser el ubermech (superhombre) nizscheniano fracasa cayendo una y otra vez, pues cuando cree que ha encontrado la respuesta a sus preguntas vitales se da cuenta de que apenas ha llegado al inicio de su propia encrucijada pues aparentemente no hay forma de vencer a las fuerzas oscuras sin que unos u otros salgan afectado.
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