miércoles, 21 de noviembre de 2007

ANÁLISIS DE LA ERA DE TRUJILLO, José R. Cordero Michel, Comentario

Pensamiento Dominicano
ANÁLISIS DE LA ERA DE TRUJILLO
José R. Cordero Michel

Comentario, Luis Manuel Durán Cornelio


Este informe que presenta Cordero Michel, sobre la era de Trujillo, es una publicación del año 1959, dos años antes de que callera el régimen de terror y opresión que marcó a la República Dominicana desde 1930 hasta 1961. Dicho documento está dividido en tres partes, a saber:
· Primera parte: Situación política. En la que se nos hace un esbozo del fundamento tanto constitucional como jerárquico y organizacional del régimen trujillista.
· Segunda parte: Situación Económica. Se nos presenta el panorama económico durante la tiranía, haciendo un análisis sistemático de las principales fuentes de producción de la República Dominicana en aquél entonces, como también de la desigual repartición de la economía
· Tercera parte: Situación Cultural. Se hace en esta última parte un análisis de las estructuras del sistema de enseñanza, dejando entre ver las debilidades y fortalezas del mismo de una manera objetiva y analítica

Para una mejor análisis utilizaré el mismo orden que propone el autor, para presentar mi esquema.

SITUACIÓN POLÍTICA

Cordero Michel inicia con una cita de la constitución de la República Dominicana de 1955, el estado dominicano es, “civil, republicano, democrático y representativo”, lo hace con el propósito de comparar el artículo 2 de la carta magna, con la situación política que vive el país. “No hay allí separación de poderes ni nada parecido. La centralización es total”, nos dirá Cordero aprovechando una cita de Pericles Franco. No existen las libertades políticas e individuales, todo es una farsa montada por el régimen trujillista, para manipular a como dé lugar, los destinos de un país, que según algunos críticos de la época, no era más que la propiedad privada de la familia de Trujillo.
El autor, después de hacer una pequeña explicación que muestra los antecedentes que fueron preparando los cimientos para que una dictadura como la de Trujillo tuviera lugar, explica los principales métodos utilizados por el régimen para enfocar correctamente todo el poder en derredor de su persona. Estos métodos y técnicas fueron:
· El terror y la vigilancia policíaca: llevados a cabo a través de la Policía Nacional, el Ejército, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), el Partido Dominicano y diversas organizaciones paramilitares. “La organización es vertical, todos estos cuerpos son coordinados por la oficina personal del dictador”, plantea Cordero.
· La propaganda política: “la prensa, la radio y la televisión, repiten sin cesar hasta el paroxismo los mismos slogans que penetran en todos los rincones del país”. Se destaca también la participación de la Iglesia Católica, como organismo totalmente identificado con la dictadura. Los principales medios impresos del país pertenecían todos al régimen: La Nación, enfocado a los intelectuales, El Caribe, para el consumo de la clase media, y La Información, dirigido a fortalecer el regionalismo de la parte norte del país.
· Existen también sindicatos, organizaciones juveniles y estudiantiles, organizaciones religiosas, en especial los jesuitas, que sirven como estrategias de propaganda y control político del régimen.

SITUACIÓN ECONÓMICA

Cordero destaca, que “en un país donde el 76.2% de la población vive en áreas rurales y el 65.1% de la población… …depende de las labores agrícolas para su subsistencia”, el régimen agrario, significa para el país, la estructura central de su economía. Dicha producción agrícola depende esencialmente de la producción de cuatro productos para la exportación, que son: azúcar, café, cacao y tabaco. Dichos renglones representan para el país, en la era de Trujillo, más del 85% del total de las exportaciones dominicanas. Sin embargo, los responsables últimos de que dicha economía funcione, o sea, los campesinos, no reciben los ingresos económicos que les garanticen los medios indispensables para vivir decentemente, por lo que se ven obligados, plantea Cordero, a ejercer otro oficio o a “vender la fuerza de su trabajo durante la época muerta, con el fin de cubrir sus necesidades vitales”. El documento nos habla de una cuádruple explotación a la que son sometidos los campesinos.
1. La renta de la tierra pagada al propietario
2. Los impuestos municipales y del estado
3. El monopolio que obliga a que los campesinos vendan sus productos a precios más bajos
4. Préstamos como “venta a la flor” sobre las futuras cosechas y el cobro de altos intereses

En otras palabras, la economía del régimen, sus lujos y despilfarros, los altos sueldos pagados a sus más altos cabecillas, las grandes casas y mansiones de los allegados a Trujillo, en especial sus familiares, estuvieron cimentados en la explotación de una clase social que por su situación económica, política y cultural, sin voz aunque tal vez con voto, no podían reclamar o exigir sus propios derechos, ya que el régimen se encargaba de silenciar cualquier voz de reclamo o de protesta en contra de sus planes.

SITUACIÓN CULTURAL

Cordero reconoce, en primer lugar, que la educación ha sido muy expandida durante la era de Trujillo, destacando por ejemplo, que “en 1936 sólo el 20% de la población era alfabeta, y que ya para 1956 el 60% de la población sabía leer y escribir”, aunque no se les permitiera pensar, agregaría yo. La educación dominicana en la era de Trujillo, como actualmente, contaba con distintas fases:
· La educación primaria, donde se iniciaba a los niños a las prácticas religiosas y se les enseñaba a identificar a los “grande personajes históricos, tales como el Generalísimo Trujillo, Duarte…”, según Armando Oscar Pacheco. El libro básico de lectura era “la Cartilla Trujillo de Educación”.
· La educación secundaria, que es ofrecida en los Liceos de Enseñanza secundaria, durante un período de 4 años. La calidad del profesorado en ese nivel, como los otros, es muy pobre. El bajo salario de los profesores, promueve un mercado negro de exámenes finales, provocando de esta forma, que muchos individuos lleguen a obtener el título de bachiller aún sin tener los conocimientos básicos y necesarios.
· La educación superior. Para la época de Trujillo, existía sólo una universidad, La Universidad de Santo Domingo. La calidad de la enseñanza universitaria, es muy pobre, señala Cordero, con excepción de las facultades de medicina y odontología. El cuerpo de profesores es mediocre y “constituye un privilegio político el ser profesor de la universidad, ya que todo el personal docente está ligado a los intereses de la dictadura”. Opina Jesús Galíndez, quien fue profesor de la Universidad de Santo Domingo: “En la República Dominicana su Universidad tiene ritmo de seminario conventual… …la enseñanza misma está anquilosada por la mordaza política que impide toda discusión de temas que pudieran despertar inquietudes; la universidad es simplemente una maquinaria para otorgar títulos profesionales”.


CONCLUSIÓN

Cordero Michel, después de un análisis exhaustivo, que aunque escueto, es bastante certero y puntual en los diversos puntos referentes a la Era de Trujillo, llega a diversas conclusiones, yo recojo las más importantes para luego hacer mi propia conclusión.
· Trujillo se ha convertido en el mayor capitalista y latifundista de todo el país, ejerciendo un control ilimitado sobre la economía nacional
· La situación económica del país tenderá a agravarse al agudizarse el peligro del monocultivo de la caña de azúcar
· Es necesario una reforma agraria
· La realización más importante de la “era de Trujillo” ha sido el crecimiento industrial de los últimos años
· La educación ha progresado mucho durante los últimos 20 años. Sin embargo, el nivel cualitativo de esta educación es muy bajo

Muchas veces he escuchado a algunas personas mayores decir: “cuando Trujillo eso no pasaba”, haciendo éstos referencias al crimen de la actualidad, abusos de poder, entre otras cosas. Parece innegable el hecho de que la tiranía trujillista, que dominó todas las esferas del país por más de treinta años, sirvió como la catapulta que necesitaba la República Dominicana para insertarse en lo que nosotros ahora llamamos un “estado moderno”, sin embargo, ¿es del todo correcto hacer semejante aseveración? Nos preguntamos, ¿Cuál es el precio de la dignidad humana? ¿Cuánto vale mantener aniquilado, callado o domado a una persona, a un pueblo o a una nación? Pues parece ser que treinta y un años de opresión, humillación, asesinatos y violaciones de todos los derechos humanos no son suficientes, para que entendamos que los pueblos que desconocen su historia están obligados a repetirla.
La República Dominicana vive actualmente un período de democracia representativa, que aunque con sus altas y bajas, reconoce la opinión libre del pueblo y permite que dentro de la dinámica de la libre expresión, los intelectuales y los no tan intelectuales, critiquen el sistema y comuniquen todo aquello que piensan y consideran, sin embargo, conformarse con estos pequeños pasos, que mucho han costado dar, es volver a repetir la historia aunque desde otro esquema y otra visión. No debemos de conformarnos, debemos seguir exigiendo un estado puro y transparente, una democracia diáfana y fiel a sus mismos principios, para continuar con el proceso de construir el país que queremos, un país donde no se vuelva a asomar tiranías caudillistas ni regímenes de terror.

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