Antropología Filosófica como disciplina Comentario al texto de JOSEPH GEVAERT“El problema del hombre”

Antropología Filosófica como disciplina Comentario al texto de JOSEPH GEVAERT“El problema del hombre”

La Antropología Filosófica, desde un punto de vista general, es aquella que estudia al ser humano, como una especie evolucionada tras un largo proceso de cambios y adaptaciones singulares, entendiendo a su vez que es el único ser vivo capaz de cuestionarse sobre sí mismo y sobre el sentido de la existencia que le ha tocado vivir.
Uno de los primeros planteamientos que hace Gevaert, al referirse al interrogante y los aspectos concernientes a la Antropología Filosófica, se refiere al hecho de que la humanidad se encuentra en un momento histórico, pues se encuentra, en sentido general, más madura que en tiempos antiguos, para responder la interrogante ¿qué es el hombre? o ¿hacia dónde me dirijo? pero a su vez, agregaría yo, también más que nunca, el ser humano, se ve envuelto en un mundo que le aleja de tales interrogantes, un mundo acelerado y materialista, competitivo y excluyente. Un mundo creador de un ser perdido en su propio medio y desencantado por el fracaso del sistema, de los gobiernos, de la democracia, de la ciencia, de la religión y de Dios. Un ser humano que ha quedado sumergido y atrapado en la monotonía de su diario vivir y por tal motivo, inhabilitado para encontrarse consigo mismo, pues al no reconocer su ser más profundo, su yo auténtico, se confunde entre lo que él es, lo que tiene y lo que desearía ser. Todo lo mencionado anteriormente, genera, a mi juicio, un ser humano incapaz de plantearse las preguntas fundamentales que se imponen en el campo de la Antropología Filosófica.
¿En qué radica la importancia de que el ser humano pueda detenerse en sí mismo y replantearse sobre lo que él es y el sentido de su existencia? ¿Qué pasaría si nos limitáramos a crear una sociedad plenamente conducida por la ciencia, la técnica y el marketing? ¿No estamos viviendo ya en una sociedad así? “Un mundo dominado exclusivamente por la ciencia o la tecnología podría ser incluso inhabitable no sólo desde una perspectiva biológica, sino desde el punto de vista espiritual y cultural”.[1] La pérdida de identidad y el desengaño que siente el ser humano de sí mismo, la respuesta a las preguntas sobre el “ser”, el “por qué” y el “para qué” de la existencia, se convierten en nuestro tiempo, en una de las tareas más urgentes de la Antropologìa Filosòfica. Por tal motivo, urge una ciencia que pueda dar una respuesta satisfactoria, y si no, al menos una respuesta, a la cuestión trascendental del ser humano en el cosmos, en la vida, una respuesta que viene siendo, en un sentido màs estricto, la respuesta a la pregunta que ha perseguido al “mono con suerte” desde que tiene uso razón.
La antropología filosófica, plantea Gevaert, no se saca de la manga los problemas del hombre. Los encuentra ya ahí, los reconoce y los estudia críticamente, tratando de encontrar una respuesta que ilumine la problemática concreta y existencial de ese “ser” arrojado en el mundo, que siente la angustia, el vacío, la necesidad de encontrar respuestas a preguntas más fundamentales que las que responde la ciencia misma, un ser que como bien planteò Heidegger, es conducido, al aceptar sus limitaciones, a enfrentarse con la certeza de la muerte y con su propia limitación, para aprehender el verdadero sentido del ser y de la libertad.
Gevaert da un paso más adelante al tratar la Antropología Filosófica y procede a sistematizar la problemática antropológica agrupandola en torno a tres temas, a saber:
· Estupor y admiración
· Frustración y desilusión
· Experiencia de lo negativo y del vacío

Asombro, ante el coraje que conquista la naturaleza, los mares y los montes. Ante el genio artístico, que se expresa en el arte o ante la fascinación de la amistad y del amor. Frustración ante el fracaso de la vida, la dureza del trabajo, la soledad, el abandono, la inmisericordia de un mundo globalizado y excluyente. Experiencia de vacío, en cuanto a la amarga experiencia del diario vivir, vacìo ante estructuras sociales que no tienen en cuenta las dimensiones personales màs profundas del ser humano, caso más típico de las civilizaciones industrializadas y racionalizadas, donde el individuo no es más que una pieza de una gran máquina de ensamblaje, fácilmente sustituida por otra, si no rinde bien en su operación.
Finalmente, se interroga Gevaert, ¿qué es la Antropología Filosófica? “...todo intento de elaborar filosóficamente la problemática específica del (ser humano)…, …es la parte de la filosofía que estudia el sujeto humano en cuanto sujeto… …que se plantea la pregunta clave ¿qué es el hombre? ¿Quién soy yo?”.[2] Es la Antropología Filosófica, una respuesta racional del ser humano sobre sí mismo, que a diferencia de las demás disciplinas, estudia al individuo como sujeto personal en su globalidad. Su intención última es comprender al ser humano en su relación con la naturaleza, con su yo, con lo absoluto y con lo trascendente.
En un mundo sumido en la velocidad y el consumismo, por la manipulación de las masas, por el desenfreno y la “mecanización” del ser humano, la Antropologìa Filosòfica tiene la tarea de ser un “alto ahí”, para el individuo que busca encontrarse consigo mismo y que no se conforma con una post-modernidad excluyente y pesimista.

[1] GEVAERT, Joseph. El problema del hombre, Sígueme, Salamanca 2003, p. 12
[2] Ibíd. P20