Durán Cornelio, Luis Manuel
El existencialismo es un humanismo
Jean Paul Sartre
En “El existencialismo es un humanismo”, Sartre intenta, en primera instancia, defenderse de las críticas que ha recibido por su filosofía, porque muchos la consideran de quietista. Los marxistas dicen que subraya la ignominia humana y que muestran el lado sórdido y lo viscoso de la naturaleza humana, los cristianos le critican porque niega la realidad y la seriedad de las empresas humanas. Sartre después de explicar las críticas a sus planteamientos, empieza a defenderse. Plantea por ejemplo, ¿qué pasaría si concibiéramos la idea de un Dios creador? Si se concibiera la idea de la esencia que precede la existencia estaríamos hablando de un Dios como artesano que crea su obra de arte y la firma con un sello de por vida, hecho que de por sí negaría la auténtica libertad del ser humano. El existencialismo ateo de Sartre es más coherente, plantea él, puesto que al declarar que Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia. Este ser es el ser humano. El único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se visualiza después de la existencia, como se desea después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Los seres humanos, no fuimos diseñados por alguien, plantea Sartre, y no tenemos dentro un algo que nos haga «malos por naturaleza», o «tendientes al bien» —como diversas corrientes filosóficas y políticas han creído, y siguen sosteniendo—.
El pensamiento filosófico que Sartre y toda la corriente existencialista plantea, desde un punto de vista empírico suena bastante lógico, sin embargo, hay un detalle que suele escapar a muchos de los grandes filósofos, ateos y cristianos, de la filosofía moderna. Me refiero al hecho de que el ser humano es más que lo que de él se pueda razonar y decir. ¿De qué estoy hablando? Muchas veces caemos en fatídico error, cuando nos creemos por completo, por poner un ejemplo, que somos seres libres y capaces de decidir todo cuanto nos ataña, pero incurrimos en el mismo error cuando planteamos lo contrario. Mi punto es que el hecho de que afirmando o no que hay un Dios creador, sería infinitamente discutible, al menos es mi parecer, quien es primero, si la esencia o la existencia. A estas alturas de juego, la mayoría deberíamos ya entender que queramos o no, estamos condicionados fuertemente por nuestro contexto social y por nuestro pasado, por el mundo y por los demás, no hay que ser cristiano para decir que en ese caso la esencia precede a la existencia. Independientemente de ello, el Dios cristiano supera tales discusiones y es mucho más que lo que la experiencia pueda o no demostrar.
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