Durán Cornelio, Luis Manuel
Marx y Engels, Sobre la religión
“¿Puede el ser humano conseguir por sí mismo el fin para el que Dios le sacó de la nada? ¿Existe ese fin? Una vez la humanidad ha alcanzado el máximo grado de madurez, revelado en su más alto grado a través de la ciencia, ésta misma humanidad se muestra incapaz, a pesar de sus logros, de salir de la sumisión a la que le inscribe la superstición, la religión y la falsa moral mezclada con imaginarias definiciones. A lo largo de la historia, hemos visto como los pueblos necesitan estar unidos a algún vínculo divino o religioso, que le satisfaga sus necesidades internas de “perdón” y subordinación ante lo inexplicable, en busca de aquella sumisión infantil, que suele expresar el ser humano, ante aquello que le supera”.[1]
“La iglesia contemporánea de la Inglaterra de 1855, estaba cometiendo abusos, junto con la clase dominante, en contra del pueblo, estaba, como diría Marx, mortificando el cuerpo de las masas para la salvación de su propia alma. El pueblo no aguantó esas leyes que les impedían disfrutar el único día que tenían para descansar, el domingo, y por tal motivo, se lanzaron a las calles a protestar”.[2]
Marx pretende dejar ver, la dependencia que existe entre el ser “creado” y su dios, cuestionando el hecho de que pesar de que como seres humanos estamos avanzados a niveles científicos no antes alcanzados, aún seguimos siendo sumisos frente a la “divinidad” y frente a lo inexplicable. Nos parecemos, según él, a aquellos pueblos salvajes, que deben de entregar víctimas a sus dioses, para alcanzar el perdón de los pecados y el remordimiento interior. Él pone un ejemplo bastante ilustrativo, de cómo somos partes de esa dependencia con lo divino, con la parábola de “la vid y los sarmientos”. Dicho pasaje del evangelio, destaca la unión ineludible entre nosotros y Cristo.
A mi entender, la unión que profesamos los cristianos con Cristo, no necesariamente va en retraimiento de nuestra libertad, al contrario, es una realización más plena de lo que la verdadera libertad humana viene a significar para el individuo, en cuanto que exige una verdadera madurez, el olvidarse de uno mismo para pensar en los demás y para que nuestro ego pase a un segundo plano.
Sobre la lectura del “Movimiento anticlerical”, es triste ver cómo a través del tiempo, la iglesia católica a abusado de su posición privilegiada en la sociedad, para someter e imponer sus ideas en beneficio de sí misma, comportándose como si fuera un estamento más de la organización de la sociedad. Da pena que a pesar de haber pasado varios siglos, desde acontecimientos tan tristes y vergonzosos, todavía en la actualidad, nos seguimos comportando, en nuestra sociedad dominicana, como un estamento más de autoridad y opinión pública, olvidándonos de que nuestra organización jerárquica temporal en este mundo, lejos de ser un modo de hacer ver quién tiene la última palabra en asuntos de moral, es realmente, hacer posible el “reino de Dios” en la tierra del que tanto habló Jesucristo.
[1] Marx y Engels, Sobre la religión, Composición escrita sobre religión para el examen de madurez, Sígueme, Salamanca, 1975. Resumen
[2] Marx y Engels, Sobre la religión, El movimiento anticlerical, Sígueme, Salamanca, 1975 , Resumen
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Marx y Engels, Sobre la religión
Etiquetas:
ATEÍSMO CONTEMPORÁNEO,
Filosofía contemporánea
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