jueves, 5 de junio de 2008

Eclipse del sujeto individual en el idealismo post-kantiano

El idealismo kantiano lleva hasta sus últimas consecuencias la línea antropológica de Descartes, o sea, la insistencia del ego como fuente del pensamiento racional. De hecho, los grandes filósofos idealistas posteriores a Kant, sobre todo Fichte, Schelling y Hegel afirman explícitamente la inconsistencia metafísica y la insignificancia del sujeto individual. Desde esta perspectiva el pensamiento científico y filosófico es vislumbrado como un gran espíritu impersonal que llega a su plena conciencia mediante un movimiento dialéctico (tesis, antítesis, síntesis), ignorando y negando a la vez el problema antropológico concreto que existe con otros en el mundo. En esta visión del ser humano no existe lugar para la dimensión de la finitud, la libertad y la responsabilidad personal.

Aunque Kant intentó salvar el yo como sujeto metafísico recurriendo a la experiencia de la ética, este idealismo filosófico ignora y niega ampliamente el problema antropológico del sujeto concreto que existe con otros en el mundo. En él no hay lugar para la dimensión de la finitud, la libertad y la responsabilidad personal. Tampoco hay lugar para la esperanza.Esta antropología, demasiado centrada unilateralmente en la autosuficiencia del sujeto individual, acabó provocando, paradójicamente, la reacción contraria a lo que ellas motivaban, a saber, la ideología colectivista, donde el sujeto individual se pierde por completo.[1]

[1] Joseph Gevaert, (2003). P. 37.

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